lunes, 28 de septiembre de 2009

Desde lejos


Durante años escuché tu voz. Durante años te imaginé, enorme, fuerte, con una sonrisa enorme. Durante años, muchos años, fantaseaba con que me hables bien cerquita del oído.

Te conocí, conocí tu mirada juguetona, tus deseos, tus secretos...

Te deseo, deseo tu piel, deseo tus manos sobre mis pechos, apretándolos bien fuerte.

Oigo tu voz desde tan lejos y siento esa bendita humedad, ese bendito calor y esa maldita distancia

Te deseo, deseo tu boca besando la mía, deseo esas palabras que me llevan al éxtasis.

Cruzaría los muchos kilómetros que nos separan para sentir tu calor, tu sexo penetrando en lo más profundo de mi carne, arquearme de placer entre tus manos.

Te deseo y esta distancia me quema

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿Por qué no?



Nos conocimos por casualidad... o por causalidad, quién lo sabe 

Empezó como un juego, te hacías el lindo, yo, la linda. Ambos nos hacíamos desear, tirábamos la piedra, esa mirada, y disimulabamos.

Aquella tarde, cerveza de por medio, pasamos de las miradas sugestivas a los roces, como sin querer. Era exitante ver tu mirada, saber tu deseo, imaginar tu cuerpo, tus caricias, tus besos.

Recuerdo claramente tu pregunta, era una provocación, una invitación y un tentador reto... ¿por qué no? Esa mirada me lo dijo todo.

Recuerdo el maremoto en mi estómago, fuiste hábil, tiraste la pregunta y te fuiste, me dejaste con la duda...

Poco tiempo después decidimos probar, tu piel y la mía, juntos. Jamás, pero jamás me imaginé que esa noche me ibas a dar tanto placer.

Juro que llegué a pensar que no había un milímetro de mi cuerpo que no hubiera gozado bajo tus besos, tus caricias, tu destreza de amante que sabe bien lo que quiere, como un cazador que guia a  la presa a ese lugar, ese momento... ese casador que consigue lo que quiere.

Mi querido cazador, esta presa que se ofrese ante vos, que desea ser cazada una vez más, te dice esta noche ¿por qué no?