domingo, 25 de abril de 2010

El aroma de tu piel


Ese aroma fuerte... ese sudor agrio... concientemente lo detesto, mi mente dice no, una y mil veces no. Mi cuerpo, mi sangre, mi piel, mis hormonas dicen sí, lo quiero todo, quiero esa piel sudada, quiero ese aroma fuerte, quiero a ese macho todo para mí!!!

Cuando tus manos ásperas rozan mi piel, debiera rechazarlas, pero las deseo cada vez más. Son como señales que despiertan mi locura, mi deliro, mi pasión.

Tu sexo, quiero todo tu sexo dentro, desgarrándome, atentando contra mi pudor, mi sensatez.  Quiero ser penetrada hasta la saciedad y mucho más.

Por favor, tómame del cabello, quiero que me trates como a una cualquiera, una prostituta, una perra... Quiero que me violes, beses, muerdas, insultes, penetres y vuelvas a penetrar de todas las maneras que tu sexo hirviente decida.

Todo eso lo tengo, y tengo más, mucho más, sólo que de la persona equivocada...


domingo, 28 de febrero de 2010

Dos músicos para mi bailar


Voy a contarles una historia, la historia de la noche en que bailé al ritmo de dos hombres, dos músicos para mi cuerpo.
Empezó como un juego, sin saber qué decir, qué ni cómo hacer... De pronto una caricia, seguida por un beso, que fueron más, muchos más, hasta que nos convertimos en tres seres deseantes, en tres cuerpos sintiendo y gozando
Eran cuatro las manos que me acariciaban, eran dos los sexos que me satisfacían, que me penetraban, también eran dos las bocas que me besaban, que me decían lo indecible, que jadeaban, que mordían...
Esa noche, dos hombres me mostraron el camino que nunca supe seguir, ese camino del que no se vuelve, el camino del placer sin más límites que el que los que mi cuerpo deseante marque.
Terminé la noche agitada, bañada en el sudor y el bendito semen de dos hombres que no dejaban de acariciarme, sabiendo que esa noche iba a quedar marcada en la historia de mi vida, como la noche en que bailé al ritmo de dos músicos...

lunes, 28 de septiembre de 2009

Desde lejos


Durante años escuché tu voz. Durante años te imaginé, enorme, fuerte, con una sonrisa enorme. Durante años, muchos años, fantaseaba con que me hables bien cerquita del oído.

Te conocí, conocí tu mirada juguetona, tus deseos, tus secretos...

Te deseo, deseo tu piel, deseo tus manos sobre mis pechos, apretándolos bien fuerte.

Oigo tu voz desde tan lejos y siento esa bendita humedad, ese bendito calor y esa maldita distancia

Te deseo, deseo tu boca besando la mía, deseo esas palabras que me llevan al éxtasis.

Cruzaría los muchos kilómetros que nos separan para sentir tu calor, tu sexo penetrando en lo más profundo de mi carne, arquearme de placer entre tus manos.

Te deseo y esta distancia me quema

miércoles, 23 de septiembre de 2009

¿Por qué no?



Nos conocimos por casualidad... o por causalidad, quién lo sabe 

Empezó como un juego, te hacías el lindo, yo, la linda. Ambos nos hacíamos desear, tirábamos la piedra, esa mirada, y disimulabamos.

Aquella tarde, cerveza de por medio, pasamos de las miradas sugestivas a los roces, como sin querer. Era exitante ver tu mirada, saber tu deseo, imaginar tu cuerpo, tus caricias, tus besos.

Recuerdo claramente tu pregunta, era una provocación, una invitación y un tentador reto... ¿por qué no? Esa mirada me lo dijo todo.

Recuerdo el maremoto en mi estómago, fuiste hábil, tiraste la pregunta y te fuiste, me dejaste con la duda...

Poco tiempo después decidimos probar, tu piel y la mía, juntos. Jamás, pero jamás me imaginé que esa noche me ibas a dar tanto placer.

Juro que llegué a pensar que no había un milímetro de mi cuerpo que no hubiera gozado bajo tus besos, tus caricias, tu destreza de amante que sabe bien lo que quiere, como un cazador que guia a  la presa a ese lugar, ese momento... ese casador que consigue lo que quiere.

Mi querido cazador, esta presa que se ofrese ante vos, que desea ser cazada una vez más, te dice esta noche ¿por qué no?