domingo, 28 de febrero de 2010

Dos músicos para mi bailar


Voy a contarles una historia, la historia de la noche en que bailé al ritmo de dos hombres, dos músicos para mi cuerpo.
Empezó como un juego, sin saber qué decir, qué ni cómo hacer... De pronto una caricia, seguida por un beso, que fueron más, muchos más, hasta que nos convertimos en tres seres deseantes, en tres cuerpos sintiendo y gozando
Eran cuatro las manos que me acariciaban, eran dos los sexos que me satisfacían, que me penetraban, también eran dos las bocas que me besaban, que me decían lo indecible, que jadeaban, que mordían...
Esa noche, dos hombres me mostraron el camino que nunca supe seguir, ese camino del que no se vuelve, el camino del placer sin más límites que el que los que mi cuerpo deseante marque.
Terminé la noche agitada, bañada en el sudor y el bendito semen de dos hombres que no dejaban de acariciarme, sabiendo que esa noche iba a quedar marcada en la historia de mi vida, como la noche en que bailé al ritmo de dos músicos...

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